Escuela de Familias (1): CONVIVENCIA ESCOLAR
Quienes no podéis asistir a las sesiones de la Escuela de Familias podréis encontrar aquí algunos apuntes de los diferentes temas tratados. El tema de la primera sesión fue el siguiente:
CONVIVENCIA ESCOLAR:
La convivencia escolar, como cualquier otra forma de convivencia, implica una relación de afectividad entre las personas que intervienen.
Esta relación es la que define el valor de esa convivencia y representa la base para una resolución adecuada de los conflictos: cuando tenemos presente que nuestra intención nunca será hacer daño a la otra persona y sabemos que la otra persona no quiere hacernos daño, entonces ambas partes estarán en disposición de solucionar de la mejor manera los conflictos.
– A lo largo de la historia, la forma más habitual de resolver conflictos ha sido el ejercicio del poder. La parte que tiene el poder lo ejerce sobre la otra parte, que es la que acata, y así el conflicto queda resuelto (aunque a veces sea a costa de una situación de abuso de una parte hacia otra).
Esta manera de resolver no es la más idónea, pues las partes no están en igualdad de condiciones. Aunque se resuelva el conflicto, se fomenta la «lucha» por ocupar el lugar de poder, lo cual genera nuevos conflictos.
– El hecho de recurrir a las normas ha supuesto un avance en la resolución de conflictos, pues permite conocer los límites y establecer las condiciones a las que necesariamente debe ajustarse cada persona de las que interviene en el conflicto. Esto supone una normalización que resulta más justa para todas las partes, aunque conduce a la generalización y supone la aceptación de unas reglas impuestas desde fuera.
Establecer normas y respetarlas es importante, ayuda a prevenir conflictos y a resolverlos. Pero las normas prescinden de la afectividad, de la relación que pueda haber entre las partes y eso puede afectar también el resultado: que la convivencia sea fría también.
– Cuando concretamos el conflicto en casos particulares, una de las posibles maneras, la más directa, positiva y deseable, es el diálogo, que permite expresar a todas las partes sus razones, sus posturas. Si el diálogo y la relación de afectividad existen, conducen al desarrollo de la empatía, que es la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. Este punto es la puerta que resuelve el conflicto de la forma más positiva y justa para todas las partes; es decir, de la forma más deseable.
Pero dialogar no es discutir:
Dialogar es compartir varias personas argumentos distintos acerca de un mismo tema, con el objetivo de llegar a un fin común o no.
Discutir es tratar de convencer a la otra persona de que tú estás en lo cierto y ella equivocada.
Algunas técnicas, como las prácticas de negociación cooperativa y de mediación, favorecen la creación de las condiciones necesarias para que dentro de los grupos exista un clima apropiado para el diálogo y la resolución positiva de conflictos.